El acecho.

Soy muy cuidadoso a la hora de hacerle fotos a personas. Incluso cuando sé que tengo todo el derecho del mundo (un evento deportivo, una procesión…) siento que de alguna manera estoy vulnerando la privacidad de la gente, que en el mejor de los casos en su mayoría no se encuentra cómoda con un objetivo apuntándoles a la cara. El acecho en fotografía, como en otros tipos de caza, es por tanto, y sin entrar en consideraciones de educación, una técnica que requiere sigilo, preparación previa… y rapidez. La pareja que aparece en la foto son un compañero de trabajo ya jubilado y su esposa, y después de saludarlos, y sin previo aviso, les tomé la foto. Por supuesto de espaldas. No me habría atrevido a subirla sin permiso expreso de otra forma.

Esta otra foto es premeditada. Tuve que esperar unos minutos hasta que pasara un viandante que me ofreciera una imagen que tenía prevista de antemano.

Y este otro sujeto es el que me planteó más problemas, pues lo vi malencarado. De hecho sólo me atreví a fotografiar su sombra mientras simulaba que lo hacía al registro de la compañía eléctrica…

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